Ayer estaba en una reunión con gente de la universidad: el encargado del aula de cultura, el rector (creo que era), el representante de los profesores, el representante del alumnado y varios que nos hemos metido en esto por amor al arte. El caso es que era una reunión más o menos formal, durante la cual empezó a sonar mi móvil. Era un número fijo que no conocía, lo ignoré varias veces. Pero a la tercera, pensé que podía ser algo importante, me disculpé y lo cogí.

No sé porque extraña razón siempre que ocurre esto la gente tiende a callarse, seremos cotillas por naturaleza y queremos enterarnos de lo que se habla. (Se produce el silencio y lo cojo).

-Te voy a comer el coño!! Enteritooo! (vale…el volumen de mi móvil estaba demasiado alto, todos lo escucharon. Mi cara paso a ser granate. La gente no sabía para donde mirar… yo no sabía donde meterme).

Era mi amigo Juan, que le habían dado un trabajo al que yo le apunte. El tiene una manera extraña de agradecérmelo. Pero… no sé que es lo peor de todo esto, que a saber lo que piensa esta gente de mi (y los tengo que volver a ver) o que en mucho tiempo la única proposición indecente que me hagan sea departe de mi amigo Juan, que es gay.

Si, esta claro lo segundo.