Vamos a ponerle un nombre como por ejemplo… María.
María me pierde, tiene la capacidad de desconcentrarme en cualquier momento. Algunos días no sé por donde va, o más bien no quiero saberlo, me da miedo. Y sólo me da miedo ella, también me doy miedo yo lo que puedo llegar a pensar y sentir.
He intentado pasar, dejarme querer por otros sitios, el autoengaño se me da estupendamente. Pero luego viene ella, me pregunta si puede pasar y yo me vuelvo a perder. Aunque realmente nunca he dejado de perderme con ella.
Ella depende del día me da un no o un si. Yo por ahora no me voy a ir a ningún sitio, no voy a cambiar ni un ápice de mi forma de actuar hacia ella. Pero tampoco voy a tratar de convencerla, paso de venderme como un producto de teletienda. Si las cosas tienen que salir, saldrán.
Perdido en un mar de dudas
Y creo que voy a mentir si digo que espero
Que vengas a mí y sepas que pierdo… (el culo por ti)
Hazme reír como tú sabes
Correr detrás de ti esos (no) son mis planes…